Así lo indican desde la RAIF, destacando que en la campaña actual se ha extendido desde la comarca del Poniente a la mayoría de las zonas de producción, si bien la incidencia de la plaga es inferior en el Levante Almeriense
Hortoinfo.- 19/09/2025
La Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF), organismo integrado en la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, ha notificado que en la comarca del Poniente Almeriense algunos agricultores han procedido a arrancar sus plantaciones de pimiento, sin haber podido recolectar nada de fruto como consecuencia de los daños producidos por el trips parvispinus.
Evolución de la plaga en Almería
La primera detección en Almería fue en 2020 en ornamentales y también en otros cultivos como pimiento, pero de forma muy esporádica.
Al inicio de esa campaña de pimiento (2022-2023) parece que es cuando se produjo un punto de inflexión en cuanto a su incidencia, detectándose en mayor número de parcelas en la provincia de Almería.
En la campaña (2023-2024) la plaga fue en aumento, pero sin grandes incidencias.
En octubre de la campaña (2024-2025), se produjo un aumento considerable de la plaga. Una de las causas más importantes fue la de las condiciones climáticas que se registraron en esos meses.
Se observó presencia de Thrips parvispinus en el 40-50 % de los invernaderos en la zona del Poniente Almeriense (Adra, Balanegra, El Ejido y Roquetas de Mar), en la zona de El Ejido concentrado especialmente en Tierras de Almería.
La incidencia de esta plaga fue de pequeños focos en la mayoría de las parcelas en las que se detectó. Algunas parcelas se arrancaron por los daños producidos en los frutos.
La temperatura media de las mínimas fue inferior a 12ºC entre mediados de noviembre y principios de abril de 2024 por lo que los riesgos de dispersión y de provocar daños graves en esta comarca fueron limitados en este periodo de tiempo.
Condiciones de desarrollo
Las condiciones ambientales de las áreas mediterráneas no parece que limiten su actividad a lo largo del año, si bien en el periodo invernal se ralentiza la actividad y parece que tiene dificultades para sobrevivir al aire libre. La temperatura mínima de desarrollo se ha estimado en 12,3ºC (Murai y col., 2010).
A una temperatura constante de 25 ºC el ciclo de vida del insecto (Huevo-Adulto) es de entre 12 y 16 días. La incubación de los huevos de 3-5 días y con una fecundidad de las hembras será entre 50-70 días. Larvas de 4-5 días. Pupan en el suelo 4-5 días. Con temperaturas inferiores a 12,7 ºC el insecto no se desarrolla. (lacasa 2021).
Situación en la campaña actual
En la actual campaña (2025-2026), tanto el número de invernaderos afectados como la incidencia de la plaga ha crecido en relación a la campaña 2024/2025.
En algunos casos se ha procedido al arranque de los cultivos de pimiento en algunos invernaderos sin llegar a recolectar.
En las anteriores campañas, parvispinus se encontraba localizado en la zona del Poniente Almeriense (Adra, Balanegra, El Ejido y Roquetas de Mar), en la zona de El Ejido concentrado especialmente en Tierras de Almería. Sin embargo, en la campaña actual se ha extendido a la mayoría de las zonas tanto del Poniente como del levante Almeriense, aunque la incidencia de la plaga es inferior en el Levante Almeriense.
Recomendación de medidas a tomar
La RAIF recomienda una serie de medidas a implementar por parte del agricultor para el control de la plaga:
Priorizar el control biológico de insectos vectores de virus en todos los cultivos hortícolas protegidos, como medida más eficaz para la prevención del efecto de los insectos vectores y sus virosis, siempre bajo criterios estrictamente técnicos, que justifiquen la opción del control de plagas escogida a lo largo de todo el ciclo de cultivo. Se emplearán estrategias contrastadas y eficaces con organismos de control biológico (OCB), desde el inicio de la plantación hasta el arranque, con el objeto de asegurar un correcto estado fitosanitario de los cultivos.
Cuando se opte por aplicar productos fitosanitarios, deberán ser tan específicos para el control de la plaga como sea posible, y deberán tener los menores efectos secundarios para los organismos beneficiosos presentes en el cultivo.
Cuando el nivel de insectos vectores sea alto, desde antes del inicio del cultivo y por recomendación del personal técnico que asesora, se procederá a la utilización masiva de trampas cromotrópicas para el seguimiento, control y captura de insectos vectores, dentro del invernadero y en las antesalas, con un mínimo 50 placas/ha.
En definitiva, el control biológico es clave para:
Reducir la presión de los insectos vectores de virus y minimizar sus posibles daños.
Además, es garantía de calidad y mejora el posicionamiento de los productos en los mercados internacionales.
Aumenta la rentabilidad de las explotaciones, mejora las condiciones de trabajo y el empleo racional de los medios de producción.
Potencia el respeto por el medio ambiente y optimiza el uso de los fitosanitarios.
Se recomienda la siembra de plantas reservorio en el interior de los cultivos como mínimo un mes antes de la plantación del cultivo, ya que ofrecen un recurso alimenticio alternativo y refugios en las épocas adversas a la fauna beneficiosa, permitiendo su establecimiento y supervivencia de la fauna auxiliar durante todo el ciclo del cultivo.
Dichas plantas, a diferencia de las sueltas inundativas, establecen un control preventivo y más económico al requerir menores dosis de introducción de enemigos naturales por superficie. Esto es de especial importancia en plagas como el pulgón, que se multiplica muy rápido y son difíciles de controlar cuando ya se dan focos importantes en el cultivo. El manejo de márgenes y setos en el exterior de los invernaderos suma a la conservación de poblaciones de enemigos naturales en el paisaje agrícola.
Se recuerda que el éxito del control biológico depende de la adopción de ciertas medidas relativas a la estructura del invernadero, las condiciones de aislamiento como doble puerta y mallas con el espesor adecuado, impiden la entrada de insectos vectores de enfermedades.
Medidas preventivas y culturales
En invernaderos, colocar mallas (mínimo 10×20 hilos/cm2) en las aberturas laterales, cenitales y puertas, y vigilar y controlar el estado de las mismas, sobre todo de las que coinciden con la dirección de los vientos dominantes.
En invernaderos, vigilar que no haya roturas en los plásticos.
Eliminar las malas hierbas y restos de cultivos, ya que pueden actuar como reservorio de la plaga.
Utilizar material vegetal sano procedente de viveros o semilleros autorizados. El Pasaporte Fitosanitario debe conservarse durante un año.
Usar trampas cromotrópicas adhesivas azules y amarillas desde el inicio del cultivo.
No asociar cultivos en la misma parcela.
No abandonar los cultivos al final del ciclo.
En invernaderos, colocar en las entradas doble puerta, o puerta y malla de igual densidad a la exterior (mínimo 10×20 hilos/cm2).
Distanciar en el tiempo la realización de la nueva plantación.
Abonar de forma equilibrada para evitar exceso de vigor. Evitar exceso de abono nitrogenado.
Realizar rotaciones de cultivos.
Si se desea aplicar estiércol, asegurarse de que está bien fermentado y exento de plagas.
Favorecer la proliferación de poblaciones de insectos auxiliares, racionalizando el uso de productos fitosanitarios.
Retirar y destruir los restos de poda.