En humanos a las aflatoxinas se les han atribuido múltiples episodios de intoxicaciones masivas con producción de hepatitis aguda. Desde 1988 la OMS considera a la aflatoxina B1 como un carcinógeno para el hombre
Hortoinfo.- 04/04/2024
España ha notificado una alerta al haber detectado presencia de aflatoxinas B1 muy por encima del límite establecido en almendras que habían sido importadas de Estados Unidos (EE. UU.).
Hortoinfo ha tenido acceso a la ficha número 2024.2655 del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (Rapid Alert System for Food and Feed, RASFF), de fecha 4 de abril, en la que se indica que esas almendras solamente se han distribuido en España.
La excesiva presencia de aflatoxinas se detectó el pasado día 22 de marzo al realizar un control en frontera, en el que tras realizar la correspondiente analítica el envío fue liberado para su distribución.
Al disponer de los resultados de los análisis se comprobó que en las almendras estadounidenses existía una elevada infestación por aflatoxinas B1. Esos resultados determinaron que se observó una presencia de Aflatoxina B1 de >24,0 µg/kg ±20,4 % µg/kg – ppb, cuando el límite está establecido en 8 µg/kg – ppb, lo que ha sido calificado como grave por el RASFF.
Las aflatoxinas y sus peligros
Las aflatoxinas son micotoxinas producidas por mohos del género Aspergillus, especialmente por algunas cepas de Aspergillus flavus y por casi todas las de Aspergillus parasiticus.
En humanos, a las aflatoxinas se les han atribuido múltiples episodios de intoxicaciones masivas con producción de hepatitis aguda.
Según ha podido saber Hortoinfo a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), existen cuatro aflatoxinas principales, conocidas como aflatoxina B1, aflatoxina B2, aflatoxina G1 y aflatoxina G2. La letra B indica que estas aflatoxinas tienen fluorescencia azul (blue) frente a la luz ultravioleta (365 nm), mientras que la letra G indica la fluorescencia verde amarillenta (green).
El Comité Científico de la Alimentación Humana (CCAH) afirmó en su dictamen de 23 de septiembre de 1994 que las aflatoxinas son cancerígenos genotóxicos. Con arreglo a este dictamen, se consideró conveniente limitar el contenido total de aflatoxinas en los alimentos (la suma de las aflatoxinas B1, B2, G1 y G2) en la Unión Europea, así como el contenido de aflatoxina B1 en particular, ya que la aflatoxina B1 es un componente mucho más tóxico que los demás.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) determinó que la exposición a las aflatoxinas de todas las fuentes de alimentos debe mantenerse tan baja como sea razonablemente posible porque las aflatoxinas son genotóxicas y cancerígenas.
A nivel nacional, el Real Decreto 475/1988, de 13 de Mayo de 1988 establece los límites máximos permitidos de las aflatoxinas B1, B2, G1 y G2 en alimentos para consumo humano. Estos límites máximos son complementarios a los establecidos en la UE, y siguen en vigor por recomendación del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).